Budapest una Cuidad Adornada de Tranquilidad

Budapest una Cuidad Adornada de Tranquilidad

Cuentan que la ciudad de Budapest en Hungría, es el resultado de la unión en 1873 de dos ciudades separadas por el río Danubio: Buda y Óbuda en la orilla derecha, y Pest en la orilla izquierda.

Para ser coherentes con el concepto de la cuidad, durante mi viaje logré reunirme con viejos amigos distanciados por altos cordones de montañas y escasa comunicación.

Al llegar, la cálida bienvenida, mi sweater y mi chaqueta de invierno no consiguieron aislarme del frío que visitaba esta ciudad en pleno junio. Y eso que esta vez había confiado en las predicciones meteorológicas y había viajado preparada.

Budapest se parece a otras ciudades Europeas que he visitado, con sus casas bajas, su arquitectura barroca-romanesca, sus calles estrechas, sus barcitos tradicionales y sus tiendas de barrio. Sin embargo, es evidente que guarda fuertes indicios del régimen socialista que rigió la ciudad hasta 1989.

El mercado Központi Vásárcsarnok (Central Market) en Fovan ter, es un ejemplo de cómo la influencia socialista sigue formando parte de la vida cotidiana de los ciudadanos. Fue construido originalmente en 1897 por el arquitecto Samu Petz, y luego reconstruido en 1994. Aquí los locales prefieren seguir comprando productos frescos (flores, frutas, verduras, queso, carne y productos húngaros) en pequeñas tiendas donde reciben un trato familiar, a sumergirse en hipermercados de productos procesados.

La tranquilidad de esta ciudad a orillas del río es otra de las características que la diferencian de otras capitales Europeas. A pesar de que es la séptima ciudad más grande de Europa con 1,7 millones de habitantes según el censo de 2005, este alto número de habitantes no logra irrumpir su paz.

Las personas conversan en voz baja, los mesoneros en los bares turísticos susurran las especialidades del día para no molestarte, y hasta el silbido del río Danubio parece silenciar el ruido de los coches y el transporte público.

La vista desde el Bastión de los Pescadores en el Distrito del Castillo también logra transmitir este sentimiento a pesar de la concentración turística que reina en el lugar.

No estoy segura si fue el reencuentro con mis amigos, la arquitectura de la cuidad, el flujo del río, o la diametral diferencia de Budapest con la ruidosa Madrid lo que me hizo sentir tan tranquila, pero definitivamente hacía mucho tiempo que no disfrutaba de tanta paz.

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