Acuarelas que Plasman Recuerdos: Carlos Calvimontes

Acuarelas que Plasman Recuerdos: Carlos Calvimontes

Luego de los últimos relatos que escribí sobre Chile, Marijó, hija de Carlos Calvimontes, me introdujo al trabajo de su padre, arquitecto de profesión y acuarelista por vocación. A primera vista me gustó muchísimo su trabajo, y luego de la entrevista descubrí que también es un poeta natural que “acuarelea” para plasmar los recuerdos y vivir los paisajes con más intensidad.

Estimada Laura:
Muy complacido porque te hayan gustado mis acuarelas del patrimonio urbano de Chile, me es muy grato responder a tus gentiles preguntas.

Laura Vaillard: ¿Hace cuánto que pintas con acuarelas? ¿Utilizas otras técnicas?
Carlos Calvimontes:
Pinté con ellas en mi niñez y después cuando estudié arquitectura. Volví a ellas, aunque sin la dedicación que quisiera, cuando me radiqué en México, hace unos veinte años. También he pintado con óleo, tempera y lápices de color; aunque, de cualquier otra técnica, prefiero el dibujo a plumilla, pariente algunas veces olvidado de la pintura.

LV: ¿Qué te llevó a pintar?
CC: Ver muy buenas acuarelas en México y comprender que con esa técnica se interpreta mejor el paisaje natural y el creado, donde siempre está el primero, con su componente principal: el agua.

LV: ¿Qué te inspira?
CC: En primer lugar la atmósfera. Al principio no lo sabía, pero al pintar en muy diferentes lugares llegué a descubrir que se puede conocer o recordar cómo es el sitio donde se pintó una acuarela porque en ella se puede apreciar la atmósfera, en la calidad de los colores: su intensidad, transparencia y cómo cambian con las distancias.

En segundo lugar, para plasmar recuerdos, mejor que con fotografías. Al ‘acuarelar’ vivo el paisaje y conservo mejor su recuerdo.

LV: ¿Pintas sólo paisajes o también personas?
CC: Mucho más paisajes.

LV: Tengo entendido que eres de Bolivia, pero vives en Chile. ¿Es así? ¿Dónde naciste?
CC: Nací en La Paz y ahora radico, con casi toda mi familia (mi esposa, tres hijos y nueve nietos) en Santiago. Otro hijo, con su esposa y cuatro hijos, vive en Alemania. Hemos residido en varias ciudades de diferentes países.

LV: ¿Qué te impulsó a mudarte a Chile? ¿Qué es lo que más te gusta de este país?
CC: Empezamos a venir a Chile por la salud de una de mis nietas. Después, se fueron presentando oportunidades de trabajo y así… De Chile me gusta su gente y su paisaje; y, de éste, que podemos disfrutar de cuatro estaciones; en La Paz tenemos sólo dos: una cuando se está al sol y otra, en la acera del frente, cuando se está en la sombra.



LV: ¿Qué es lo que más extrañas de Bolivia?

CC: En general, cuándo no, la inmensa variedad de su paisaje, desde los prístinos nevados hasta la selva amazónica. De La Paz, su cielo azul azul, sobre todo en invierno, con unos nítidos límites entre lo que ilumina el sol y lo que está en la sombra. Sin embargo, más bien se trata de tener recuerdos entrañables, como los que tengo de parientes y amigos; es decir, no extraño lo ya conocido. En cambio, lo que me hace falta es ver los lugares, de hermoso paisaje, que no visité; y, conocer a personas con quienes me gustaría departir. Una suerte de curiosa nostalgia…

LV: ¿Cómo integras tu cultura boliviana en la pintura?
CC: Muy interesante la pregunta; no había pensado en algo así. Debe ser por los cielos que he visto en Bolivia y cómo hacen su atmósfera y paisaje (he estado en ciudades y lugares sombríos que nunca me inspiraron pintar), que lo que primero me preocupa y ocupa al pintar es el cielo. Creo que para muchos bolivianos es un asunto cultural la apreciación de la variedad de cielos en el país.

LV: Desde ya te agradezco muchísimo por tu tiempo. ¿Hay algo más que quieras agregar?
CC: Con plumilla, algunas veces combinando con aguatinta, también he registrado recuerdos de mi paso por diferentes ciudades, como La Paz, México D.F. y Dresden (Alemania) en recorridos temáticos (el entorno natural de La Paz y el paseo en Coyoacán, México D.F.) o de apreciación valórica (semiótica de La Paz), o en cuadernos de viaje (Dresden).

La última vez que estuve en Bolivia cumplí el deseo que tuve por mucho tiempo, de hacer un recorrido por lo representativo de la semiótica urbana de La Paz, explicando(me) las sensaciones que inspira cada lugar, para conservarlas como recuerdo y transmitirlas en las publicaciones que se hizo de esas imágenes. Me han comentado que otras personas han visitado los lugares que dibujé, siguiendo mi explicación de cada imagen, como una ‘guía’ de apreciación; de hecho, alguien me dijo que había «aprendido a ver» lo que antes había visto muchas veces sin tomar en cuenta.

Otro es el caso de mi cuaderno de viaje en Dresden, que visitamos con mi esposa. Lo que pinté y sobre todo dibujé fue para atesorar, tanto como el recuerdo de una bella ciudad, el paisaje cotidiano que ve nuestro hijo que vive allá con su familia. En invierno, sin los claroscuros que se aprecian tanto en la acuarela, la plumilla fue mejor para un rápido registro, más aún, en muchos casos, para hacerlo con los guantes puestos.

Agradezco la entrevista.

Que sigas bien.

Carlos

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