Volcán Lanín: La satisfacción llega antes de que vuelva el aliento

Volcán Lanín: La satisfacción llega antes de que vuelva el aliento

Fotos: Hernán Bonomi y Diego Jarlip (Buenos Aires, Argentina)

Desafío, esfuerzo, aventura, cansancio y control mental son las palabras que vienen a la mente cuando pienso en el ascenso al Volcán Lanín (3.776 metros sobre el nivel del mar) ubicado al sureste de la Provincia de Neuquén, Argentina a unos 60 km de Junín de los Andes. El parque nacional donde se encuentra posee 412.000 hectáreas y alberga diversas especies autóctonas como la araucaria (o pehuén en mapuche), el raulí y el roble pellín.

Antes de realizar el ascenso al volcán, estuvimos entrenando durante varios meses, sin embargo, no tenía idea de la dimensión de la hazaña. Más allá de que había leído el relato de Fernando Sánchez en patagonia.com.ar y una review en Travelpod.com, no sabía que iba a afrontar a una belleza tan avasallante, un cansancio tan extenuante y un esfuerzo físico y mental tan intenso.

Como indica Sánchez en su post, Excepto para quienes cuenten con la indicación médica de no hacer esfuerzos, esta travesía es considerada apta para todo público, a partir de los 14 años. De todas formas, se recomienda realizar la ascensión acompañado de un guía nacional de montaña habilitado por el Parque Nacional.” No obstante, es fundamental entrenarse bien antes de subir y realizar caminatas con peso en la espalda para fortalecer los músculos de la espalda y piernas, para así estar listos para realizar un ascenso con peso.

Antes de iniciar la travesía

Antes de iniciar la travesía, como es obligatorio, pasamos por la oficina de Parques Nacionales en la base del volcán para registrarnos, firmar un formulario de responsabilidad (en el que te aclaran que si te pasa algo los gastos de rescate corren por tu cuenta), pedir cupo en uno de los refugios y revisar el equipo (tengan en cuenta que si no poseen todo el equipo obligatorio, no los dejarán subir. Ver sección de “Equipo obligatorio” para saber qué llevar más abajo).

El primer día (4-5 horas)

Comenzamos el ascenso con una caminata leve a través de un bosque de lengas y flores de amancay, que culmina en un acampado al pie de la “Espina del Pescado», una sección empinada, de suelo volcánico y poco firme donde resulta dificultoso caminar. Aunque fue difícil, uno puede ir parando a descansar y disfrutar del vuelo de los cóndores hasta llegar al “Caracol”, que es un tramo más largo pero menos pesado que desemboca en el primer refugio: del Regimiento de Infantería de Montaña (RIM26), ubicado a 2.315 metros de altura. Aunque este refugio puede alojar cerca de 20 personas, es necesario obtener el permiso de la Gendarmería para dormir allí, y no siempre está disponible ya que realizan entrenamientos frecuentemente. No obstante, si en el primer refugio no hay espacio, es una buena zona para acampar. Un poco más arriba, a 2.600 metros de altura, se encuentra el segundo refugio del Club Andino de Junín de los Andes, que tiene capacidad para 9 personas (originalmente la capacidad era mayor, pero dado que la puerta está rota han decidido disminuir la capacidad). Si es posible, éste es un mejor sitio para pasar la noche, ya que está más cercano a la cumbre.

Al llegar al descanso es necesario cenar temprano (alrededor de las 19 hrs/ 7:00 p.m.) para poder dormir bien ya que el segundo día hay que comenzar muy temprano para poder llegar a la cima y bajar en el mismo día.

Segundo día (7-10 horas de subida y 5 de bajada)

El segundo día nos despertamos a las 2 de la mañana para desayunar, cargar las mochilas con lo esencial (agua, comida, abrigo, casco, grampones, bastones y piquetas) y comenzar a caminar.

Una hermosa luna llena alumbraba la noche y casi no hacía falta la luz de la linterna. A sólo cientos de metros del primer refugio, paramos a colocarnos los grampones y sacar las piquetas, ya que debido a la nieve, era imposible seguir de otra manera.

Era la primera vez que caminaba en la nieve (descontando la vez que nevó en Buenos Aires (Julio 2007) y las pocas veces que nevó mientras vivía en Fort Worth, Texas (2001-2005)), y resultó más fácil de lo esperaba. Aunque el caminar era más lento de lo habitual, no era ni extraño ni difícil. Además no hacía tanto frío y había poco viento (algo poco habitual para la zona y la estación), por lo que la caminata se hacía agradable.

A medida que íbamos subiendo la luna se iba escondiendo y el sol lentamente asomaba sus brazos por detrás de la montaña. La belleza del amanecer a unos 3000 metros de altura divisando los volcanes Llaima, Villarrica, Quetrupillán, Osorno, el cerro Tronador y los lagos Tromen, Quillén, era absolutamente supremo e insuperable. Bastaba con sentarse a mirar el paisaje para recargar energías.

Al salir el sol, la subida se hacía más dificultosa ya que la nieve se ablandaba el reflejo te fruncía la cara. Luego de caminar varias horas sobre nieve, y pasar la lengüeta (una pendiente de nieve de aproximadamente 70 grados) llegamos a la pre-cumbre (3535 metros de altura). En ese momento, mi espíritu quería seguir y hacer cima, pero mi cuerpo ya no respondía; el esfuerzo había sido mayor a mi preparación física. Con gran entendimiento, aunque bastante tristeza, mi equipo reconoció todo el esfuerzo que habíamos hecho y después de almorzar decidimos bajar todos juntos.

La bajada en la parte de nieve fue fácil y divertida: el primer tramo lo realizamos lentamente con grampones, y luego terminamos de bajar “esquiando” y haciendo culipatín. No obstante, la segunda parte, después del segundo refugio, se nos hizo eterna… en total, el segundo día caminamos ¡18 horas seguidas! Llegó un punto donde mis piernas ya no reaccionaban, y si no hubiese sido por los bastones que me servían de apoyo, no hubiese conseguido bajar.

Fue una experiencia agotadora pero inolvidable y enriquecedora; uno aprende sobre sus límites físicos, sus fortalezas, sus debilidades, a pelear contra los obstáculos y a pelear contra uno mismo. A veces mis amigos me preguntan cómo puedo disfrutar de semejante tortura… Sin embargo, para mí, este tipo de aventuras son mucho más gratificantes que dolorosas. La satisfacción y la adrenalina que se sienten luego de estas experiencias no se pueden comparar con nada.

«¿Lo volverías a hacer?», me preguntan. Y sin dudarlo contesto, “Por supuesto, pero tal vez, un poco más preparada”.

«¿Pero vale la pena tanto sufrimiento?», insisten. Pero para contestar a esta pregunta lo voy a hacer a través de las palabras de Héctor D’amico, ya que logra sintetizan el sentimiento maravillosamente. Con estas palabras respondió a una pregunta similar luego de escalar el Aconcagua: «Lo asombroso de tanto esfuerzo es que la memoria, como hace con tantas otras cosas, luego acomoda los recuerdos a su manera, desdibuja las incomodidades y el dolor, y termina rescatando lo esencial de la aventura. Lo que queda en el alma.» («Siete Minutos y medio en la cumbre», La Nación Revista. 18 de abril de 2010.)

 

Agradecimiento especial a mi equipo Hernán «El Gato» Bonomi y Diego Jarlip, ya que sin ellos no podría haber llegado tan alto. (Para prepararse bien para hazañas como esta, los expertos recomiendan correr varias veces por semana para mejorar la capacidad aeróbica y andar en bicicleta para fortalecer las rodillas).

Fotos del viaje:

Equipo básico obligatorio:

  • Mochila
  • Lentes de sol
  • Bolsa de dormir y aislante
  • Linterna de cabeza (tipo minero)
  • Casco (indispensable para los contínuos desprendimientos de piedra)
  • Grampones
  • Piquetas
  • Bastones
  • Polainas
  • Botas para trekking
  • Carpa (en caso de que no puedan dormir en el refugio)
  • Radio VHF
  • Filtro solar (más de 30)
  • Botiquín
  • Mínimo 2 litros de agua por persona

Equipo adicional recomendado:

  • Ropa de abrigo
  • Medias térmicas
  • Pasamontañas
  • Guantes impermeables
  • Gorro y cuellito de polar
  • Ropa térmica
  • GPS
  • M.S.R. para cocinar
  • Campera impermeable/rompevientos
  • Pantalones impermeables (de ser posible, para no mojarse con la nieve y pasar frío)
  • Alimentos energéticos

Para revisar cómo va a estar el clima durante el ascenso (dividido por metros de altura) y si vale la pena subir ingresa a: http://www.mountain-forecast.com/ y allí ingresa el nombre de la montaña/volcán que deseas subir. (En este caso, Andes/Patagonia/Volcan Lanin)

Primer Refugio:

Segundo Refugio:

¿Dónde Alquilar los equipos?

Recomiendo: por su buena calidad de equipos y buen servicio

Alquimia Turismo

Padre Milanesio 840
TEL [054] 02944 15611568
Junín de los Andes – Neuquén Patagonia Argentina

  • Ascenso Domuyo, la montaña más alta de la Patagonia Argentina
  • Segundo día del Domuyo: La cordillera del viento se hace oír
  • Tercer y cuarto día del Domuyo: De la pre-cumbre al oasis terma
  • Datos útiles:

    Sitio web Wikiloc (www.wikiloc.com): Recomendamos acceder a este link para sacar las rutas para el GPS para el Lanin y otras montañas (ej: el Domuyo)
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    Vida Surrealista de Un Viajante Sin Guía