Conquista bigotuda
Por: Laura Vaillard Era fuerte, de abdomen grueso y musculoso. Usaba unos largos bigotes y tenía los ojos oscuros y saltones con una mirada desorbitante. Definitivamente no era elegante ni buen mozo, pero me conquistó. Lamentablemente no estoy hablando del amor de mi vida, sino de un camarón. No soy de comer a la hora de sentarme a la mesa. Pico mucho a lo largo de todo el día, pero cuando me siento, mi plato suele ser chico. Sin embargo, cuando estuve en Brasil algo extraño pasó con los camarones: me comí más de medio kilo solita y en una sentada. Por eso digo que me conquistó el bigotudo. Porque si no fue enamoramiento, no sabría cómo explicarlo. Esa tarde, estaba tentada y quería comer camarones. Le consultamos a mi papá que vive en Rio de Janeiro acerca de un buen lugar para comer, fuimos a un puestito sobre Barra…