
Escrito por: Laura Vaillard
No cabe duda que Buenos Aires se destaca por su arquitectura. Prácticamente, mires donde mires, y sobretodo si caminas por el centro, se pueden encontrar majestuosos edificios, con elaboradas fachadas, puertas delicadamente talladas y elaboradas rejas.
Sin embargo, muchas veces pasamos frente a estos tesoros sin notarlos y ni siquiera nos preocupamos por visitarlos.
La semana pasada tuve la oportunidad de ir a un concierto de música clásica dentro del Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Este edificio de 97 metros de altura, ubicado sobre la Av. Julio A. Roca (conocida como Diagonal Sur) a metros de Plaza de Mayo, aún conserva la majestuosidad de cuando se fundó el 3 de octubre de 1931. Poco años más tarde, en 1951, fue declarado Monumento Histórico.
Cuando uno ingresa al edificio se siente el protagonista de una película del siglo XVIII o XIX… Caminando sobre pisos de mármol blanco recién lustrado y subiendo las escaleras vigiladas por bustos de próceres y jarrones de mármol. Es un edificio realmente hermoso.
El Salón Dorado, adornado con finísimas arañas de cristal y detalles dorados, fue diseñado acústicamente para conciertos de música; es más si uno presta atención, tiene detalles en las paredes que hacen alusión a este fin.
Aunque nunca había pensado en visitar la Legislatura porque no es uno de esos lugares promocionados dentro de la guía turística, fue hermoso descubrir la belleza escondida detrás de las paredes de un edificio público.
Un comentario sobre “Lo que esconden las paredes de la Legislatura Porteña”