Por: Laura Vaillard

Respondiendo al adivina adivinador de ayer, la foto hacía referencia a Angkor Wat, es uno de templos religiosos más grandes y mejor conservado del asentamiento Angkor, la antigua capital del Imperio Jerner, en la provincia Siem Riep en Camboya. Según Wikipedia, es tan importante que “se ha convertido en un símbolo de Camboya, hasta el punto de figurar en la bandera de su país y el 14 de diciembre de 1992 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad”.

Fue construido en el siglo XII, en honor al dios hindú Vishnú (el Preservador, en la modalidad de la bondad). En 1181, el rey de ese momento, abandonó el hinduismo y lo convirtió en un templo budista. Hacia el siglo XIII, cuando asumió el rey Jayavarman VIII, volvió a ofrecer los templos para la práctica del hinduismo. Sin embargo, hacia 1295,  Srindravarman, quién había sido monje budista, volvió a abrirle las puertas a los practicantes de esta religión.

Algunas versiones cuentan que en los siglos siguientes, aunque los monjes budistas siguieron habitando Angkor Wat, no se preocuparon por su mantenimiento y sufrió un fuerte deterioro, mientras que otros relatos aseguran que fue abandonado durante mucho tiempo.

Al igual que con las ruinas mayas y aztecas, me sorprende mucho descubrir que algunas de las construcciones más sofisticadas y magnésicas del mundo fueron abandonadas. ¿Qué lleva a miles de personas a dejar una ciudad que supo ser la capital de un imperio? ¿Se trató de una medida preventiva para alejarse del peligro frente a posibles invasores, una imposición de un líder déspota, o una decisión estratégica de acercarse más a los centros comerciales?

No tenemos forma de saberlo, pero por lo menos, nos queda la evidencia de una maravilla que todavía podemos disfrutar.

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Foto: Leonardo Miguel Vega (San Miguel, Argentina)

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