“Desordenadamente cuerda” es una pieza de danza contemporánea en la que Leyre Ávila desanuda su alma a través del movimiento. Con la cuerda como compañera escénica, intenta romper estructuras impuestas —externas e internas— que encorsetan tanto el cuerpo como la mente.
La obra transmite la lucha, la entrega y el esfuerzo que implica convertirse en bailarina profesional. Porque no todo es belleza y perfección: hay caídas, lesiones, dudas persistentes y voces —propias y ajenas— que cuestionan cada paso.
En esta entrevista, Leyre comparte su proceso creativo detrás de “Desordenadamente cuerda”, y abre una ventana sincera hacia los retos, aprendizajes y emociones que la han acompañado en su camino como artista.
¿Cómo nace La idea de “Desordenadamente cuerda?
Leyre: Desordenadamente cuerda nace de la idea de querer expresar esos conflictos internos que puedo tener a nivel social. De cara a la situación que estamos viviendo ahora. La rapidez de todo. Todo tiene que ser instantáneo fácil y rápido, eso por un lado. Y luego todo tiene que estar dictado por unas pautas: saber respirar, saber, comer, saber, dormir, saber cuidarte.
Mi conflicto es un poco, que no hacemos más que educarnos continuamente, y esa educación se nos está yendo en contra de buscar una manera de hacer que sea más propia nuestra y más diferente a lo que ya se conoce. Porque si nos educamos en todo, al final acabamos haciendo lo que hacen los demás o lo que ya está hecho.
¿Por qué elegiste usar una cuerda como objeto?
Leyre: Está muyrelacionado con la actividad de escalada en cuanto a los miedos que puedes pasar y a todo lo bueno que te da un poco la escalada, después de pasar esos miedos. Uno escala de una manera y yo consigo hacer esto de otra, pues es que hay caminos diferentes.
¿Cómo expresas esta contradicción a través del cuerpo?
Leyre: Primero, pensar a lo mejor en acciones que a mí me gustaba hacer con la cuerda y como eso me iba a lo mejor al cuerpo. Pues de un tirón, o de un agarrar o de un soltar. Lo que me pasaba a mi con la cuerda y de ahí ir desarrollando.
Y luego armar el relato. Porque es verdad que las improvisaciones hay que ir acotándolas a lo que quieres decir, lo que quieres, lo que no, porque sino puede ser eterna la búqeuda.
¿Qué querés que se lleve la gente que te viene a ver?
A día de hoy, me parece que se habla muy poco de los problemas cotidianos. Mi mensaje sería un poco, el transmitir que somos humanos y que no pasa nada por estar en una crisis y que, a lo mejor, si tú haces algo con esa crisis a otra persona le puede servir, te puedes sentir identificada. Puedes decir, pues yo estoy pasando algo parecido tía, te comprendo. Comprendo eso que te pasa, de querer hacer un nudo y que no te salga o de que dé el bailar flamenco, y no saber. Te expresas y por lo menos te ríes, ¿no?
Mi escena favorita es cuando la escaladora se fusiona con la flamenca.
¡Pues cuando me alegro! Jolín (sonríe tímidamente con el halago).
¿Algo más que quieras decir?
Animar a todo el mundo, que con lo que tenga y en el momento que esté, que haga hafa algo. Que haga algo artístico. No porque sea terapéutico ni nada, sino realmente porque yo creo que es un buen ejercicio mental. Si lo compartes sienta mejor. Es como una manera de compartir que es bonita y ánimo a la gente que quiera hacer arte, ya sea danza, teatro escribir, que lo haga.
“Desordenadamente cuerda”
Teatro Lagrada. Calle Ercilla 20, Madrid
Ficha técnico artística
Idea, coreografía, texto e interpretación | Leyre Avila.
Visión externa | Mercedes Boronat.
Paisaje sonoro | J.S. Bach: «Agnus Dei»; Red Axes: Varias; Julia de Castro:Arde Madrid; Silver Mt Zion: «Mountains Made of Steam”.
Duración: 45 minutos