Texto y Fotos: Melina Softa

Orlando es una incomprendida. Generalmente, se la relaciona, de manera automática, con Disney World. La realidad es que los parques temáticos son su principal encanto, desde Universal hasta Wet N’Wild, además de sus shopping outlets, mas no es todo lo que tiene para ofrecer; no por nada se la ha apodado “The City Beautiful”. En un intento por descubrir su cara menos turística, me adentré en esta ciudad e hice lo impensable: fui sólo un día a un parque, a Epcot, y me empeñé en recorrerla fuera de toda norma. Fue una agradable sorpresa. Con un auto alquilado y buena compañía, pude percibir su lado oculto y poco frecuentado. 

El Centro

Downtown Orlando es una zona muy cautivante que está en constante crecimiento. Su emblema por excelencia es Lake Eola y su fuente, que están rodeados de Thornton Park, el Central Business District, y South Eola District. Allí, la gente anda en bote, alimenta a los cisnes o a las ardillas, hace un picnic, o pasea al perro. Caminando por el perímetro del lago, descubrí un teatro al aire libre y el Farmer’s Market, en el que venden plantas, comida orgánica, artesanías, cerveza y vino. Había un escenario donde un músico cantaba y tocaba la guitarra, y todos lo escuchaban con un trago en la mano.

Por la noche, fuimos al Amway Center, un estadio deportivo en el que jugaban los Solar Bears, el equipo de hockey sobre hielo de Orlando. Con pochoclos en mano y tratando de emular a los locales (¡Yo de Argentina no soy! ¡Vengo siempre a ver los partidos!), nos unimos al grito “Let’s go Solar Bears!” que cantaba la hinchada al unísono, hicimos la famosa ola (que sólo había hecho anteriormente en el Monumental), e intentamos figurar en las célebres pantallas para obtener nuestros quince segundos de fama, que no pudieron ser. A la salida, admiramos un grupo de jóvenes que tocaba música con baldes de pintura vacíos y cacerolas.

Luego nos dirigimos a Orange Avenue, la avenida principal de esta ciudad del estado de Florida en Estados Unidos, donde abundan los bares, clubes, teatros y restaurantes. Atravesamos Church Street y deambulamos por Wall Street, una calle peatonal con vida propia, y que alberga un escenario que se utiliza en ocasiones especiales como el Cinco de Mayo (fecha patria mexicana que ha sido adoptada como día festivo en los Estados Unidos).  Una de las cosas que menos esperaba hallar era arte callejero, pero por todos lados había paredes pintadas, especialmente cerca de la librería pública. Y qué bonito queda un poco de color entre tanta monocromía.

Cómo llegar

En avión: desde el Orlando International Airport. Para ir hasta la ciudad, los shuttles suelen ser la mejor opción, especialmente en comparación con los precios inflados de los taxis.

En tren: recomendado para tomárselo desde los lugares más cercanos, particularmente dentro del estado de Florida. Para esto, Orlando cuenta con una estación Amtrak.

En bus: los buses suelen salir, asimismo, desde el aeropuerto, aunque hay empresas como Megabus que van desde y hacia ciudades cercanas como Miami, e incluso algunas de otros estados, como Atlanta y New Orleans.

En auto: siempre es aconsejable alquilar un auto en Florida, ya que es muy difícil moverse sin uno, y poco práctico depender de los horarios de los shuttles (el transporte público es casi inexistente, y pasa cada muerte de obispo). Muchos suelen ir a Miami y a Orlando en un mismo viaje. Para llegar desde la primera, hay que tomar la I-95 North hasta  la FL-528 West. Luego, para llegar al centro, se puede tomar Florida’s Turnpike y luego la I-4 East.

Un comentario sobre “Orlando Más Allá de Disney”

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