Video, texto y fotos por: Jesús Miguel Astorga

En el recorrido por la selva peruana, podemos divisar los sarcófagos de Karajía, unos ataúdes de hasta 2,5 metros de alto que siguen el contorno de la figura humana.

Al igual que Revash, aquí persiste la costumbre de los Chachapoyas de colocar a sus muertos al borde de los abismos. Providencialmente al hacerlo alejaron de manos inescrupulosas su legado. Probablemente los restos que hoy apreciamos son los sobrevivientes del terremoto que ocurrió en la zona en 1928. También hay restos similares en los alrededores, en Tingorbamba y Chipuric.

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