
Por: Laura Vaillard
En diciembre cumplí el sueño de muchas mujeres: me fui de vacaciones a Singapur un sitio de tiendas ilimitadas donde uno puede pasar horas paseando, mirando vidrieras y comprando ropa.
Mientras que muchas mujeres se hubiesen sentido en el paraíso en esa situación, yo me encontraba dentro de mi peor pesadilla: mirase por donde mirase sólo había centros comerciales.
Como siempre, quería escapar de la zona turística para hablar con locales y aprender sobre la cultura y las tradiciones del país. Sin embargo, en esta cuidad-país-isla, en el sureste asiático al sur de la península Malaya, me fue practicamente imposible escapar de aquel laberinto de tiendas y personas con bolsas.
Me imagino que debe existir alguna zona tranquila sin centros comerciales, pero considerando que en 1997 ya existían 19,800 tiendas de ropa, no me extraña que me haya sido tan difícil encontrar tranquilidad en este lugar.
Para escapar las conglomeraciones turísticas y ver la ciudad de otra perspectiva tomamos un Boat Quay por el Singapore River: navegamos por el Riverside, observamos las construcciones de estilo inglés y nos dimos cuenta de lo moderna y cosmopolita que es esta isla-cuidad-país donde los rascacielos copan el centro.
Navegando por la página web oficial de Singapur después de mi viaje descubrí que existen otras atracciones turísticas, hasta el punto que este año los jefes de gobierno han decidido poner al país “on sale” durante dos meses para atraer turistas.
Así que, si les gusta ir de compras y andan por Asia, les recomiendo ir a Singapur, donde hasta junio todo tiene un 50% de descuento.
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