Los Xeneizes (hinchas de Boca) y las Gallinas (hinchas de River) viven el SuperClásico Boca – River con una pasión efervescente que se mantiene agitada durante el resto de la semana.
Por lo cual, fue ideal ir de turismo a La Boca el siguiente al superclásico, para presenciar la reacción de los hinchas Bonqueses después de haber sufrido una inesperada derrota en el partido.
Mientras el señor australiano y yo paseábamos por el territorio Xeneize, tanto los meseros como los bomberos y los vendedores de souvenirs trataban de explicarnos por qué había ganado River.

Pocos ofrecían razonamientos lógicos, lo cuál es común dentro del fanatismo deportivo, y disconformes con el desempeño del nuevo entrenador de Boca frecuentemente excusaban la derrota diciendo, “En realidad, River le ganó a La Volpe, no a Boca.”
En fin… La verdad es que no hay muchas explicaciones… El que ganó, ganó y no hay vuelta que darle. Sin embargo, el fútbol es así: intenso, irracional, emocionate… y después del SuperClásico, ese sentimiento y pasión con la que viven el fútbol los argentinos continúa vibrando en la ciudad.
Los turistas que visitan La Boca el día después de un Boca-River, además de ver a los tangueros bailando frente a los conventillos de colores, sienten una vitalidad especial en el ambiente propia del post-SuperClásico.

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