Foto: Calles de La Habana
Por María Luisa Villegas (Veracruz/México DF, México)
Fotos: María Luisa Villegas (Veracruz/México DF, México)
Algunas personas que me conocen se preguntan, o me han preguntado directamente, por qué es que acudo de vacaciones al mismo lugar desde ya hace un par de años (lo cual parece se hará una costumbre)… y mi respuesta es que este destino es mi favorito en el mundo.
¿A qué lugar me refiero? Hablo de Cuba. Hace ocho años visité por primera vez la isla, como la realización de un sueño que, si bien no me había perseguido toda la vida, se fue afianzando con el tiempo debido a la cercanía y el gran parecido que mi ciudad natal, Veracruz, México, tiene con este maravilloso país, y también por el alto grado de influencia que la música ha tenido en mi vida gracias a mi familia y sus gustos musicales, los cuales se inclinaban por los sonidos del Caribe.
Foto: Malecon La Habana, al fondo El Morro
Mi primera visita a Cuba fue con fines académicos… así es, eso ni yo me lo hubiera creído y quien me conoce lo dudaría igual, pero así fue. Viajé con un grupo de estudiantes que acudían al Primer Encuentro de Estudiantes de Comunicación México-Cuba, organizado por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, y fue un viaje estremecedor en todos los sentidos. En este conocí un increíble país y a personas extraordinarias.
Eso sí, en mis tres visitas lo único que he conocido ha sido La Habana y Varadero, con un paseo fugaz por Matanzas que está camino a Varadero, la Playa de Santa María y una visita a un pequeño lugar llamado Consolación del Sur en la provincia de Pinar del Río, donde vive una amiga muy querida y donde fui objeto de la gran hospitalidad de la gente cubana.
Foto: Malecón de La Habana
Y es por ello que no puedo referirme a muchos lugares de este increíble lugar, pero seguro que lo bello de estos dos lugares es sólo una parte de todo lo que conforma la isla, y por lo que me detendré en La Habana por esta vez. Asignatura pendiente: visitar el oriente de la Isla y llegar a Santiago de Cuba.
LA HABANA
En mi último viaje a Cuba, mi tercera vez, iba a acompañada de una amiga que por primera vez iba a la isla y en uno de esos momentos de «agudeza mental», se me ocurrió decir en voz alta que «a una ciudad se le conoce caminando». Y no lo dije sólo por decir algo, ya que en otros viajes tuve la oportunidad de hacer «turismo chino», como yo le llamo y como creo que es conocido en todo el mundo.
El turismo que se hace trepado en un autobús tomando fotos desde una ventanilla, con una guía que escasamente habla inglés y por supuesto nada de español, y a través de un micrófono te va indicando cuáles son los lugares históricos de la ciudad que visitas. Cuando te lo permiten, puedes bajarte a conocer y sólo por cinco minutos, si te pasas del tiempo, el autobús te deja detrás. Eso en definitiva no te permite conocer una ciudad… en fin…
Que bueno, esa frase del «caminar» me siguió el resto de mi semana en Cuba, pero es que creo en ello en verdad, y La Habana es la ciudad que mejor ejemplifica la aplicación de ese ejercicio turístico.
Caminar por sus calles es la mejor actividad turística que se puede realizar y la que más se disfruta. Podemos empezar por un típico paseo por La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en donde se pueden ver restos de las murallas que por dos siglos protegieron a la ciudad y está rodeada de iglesias, edificios históricos y plazas.
También se encuentra la Plaza de la Catedral de de San Cristóbal donde además se pueden ver hermosas casas, visitar uno de los mercados de artesanías y arte que hay en la zona, o visitar la famosa «Bodeguita del Medio«, famosa por haber sido punto de reunión de grandes personajes del arte, la aristocracia, literatura, etc.
A unos pasos de allí se puede llegar a la Plaza de Armas en donde se puede caminar por una calle hecha de madera, ver una feria de libros usados y conocer el Palacio de los Capitanes Generales.
Foto: Calle Obispo
El paseo continúa por la Calle Obispo donde se pueden observar una gran cantidad de tiendas y escaparates, una botica antigua, pasando por el Hotel Ambos Mundos, donde Ernest Hemingway estuvo por largas temporadas.
Así se llega al Parque Central que alberga una estatua de José Martí y que a tiene a su alrededor el edificio del Gran Teatro, sede del Ballet Nacional de Cuba, el Museo Nacional y el Museo de Bellas Artes, y en donde se centran las discusiones más acaloradas sobre un tema que nadie imaginaría: baseball… o pelota como le llaman allá.
Foto: Capitolio
Y viendo hacia un lado del parque, podemos encontrar el Capitolio de La Habana, una espléndida construcción que es el origen de las carreteras de la isla y fue hecho a semejanza del capitolio de los Estados Unidos. A mí en lo particular me parece impresionante y por el cual, me he dado cuenta, tengo una obsesión personal… cada vez que paso cerca le tomo una foto. Les recomiendo tomarse una foto con cámara oscura que unos señores te toman a los pies de la escalera del Capitolio… muy graciosa y un bonito souvenir.
Foto: Fotografo en la escalera de el Capitolio
El Parque Central conecta con el Paseo del Prado que tiene unas estatuas de leones que parecen resguardarlo, y se rodea de hermosas casas coloniales. El paseo te lleva directo al malecón de La Habana, uno de los lugares más imponentes de la ciudad, donde el mar, impulsivo y vigoroso, se abalanza sobre los muros, donde el tiempo pasa sin aparente deterioro; lugar ideal del habanero para descanso, un momento de meditación, perfecto para hacer una pausa de la cotidianeidad o simplemente pasar el rato, además de sitio refrescante en tiempo de calor. Es un punto de referencia y de reunión a toda hora.
Foto: Paseo del Prado
Otros lugares a visitar en La Habana son la Plaza de la Revolución, el Hotel Nacional y el Habana Libre, el cual se encuentra a un lado de la famosa heladería Coppelia. Ubicada en L y 23, Coppelia fue fundada en 1966 y contaba con al perecer 25 sabores, es una parada obligada en el recorrido por la ciudad. Toda una experiencia comer un helado allí, pero comerlo «a lo cubano» y no a lo turístico.
Foto: Heladería Coppelia
Las calles de La Habana nombradas con números y letras, además de nombres rimbombantes o de famosos personajes de la historia, hoy ven el paso de autobuses turísticos de dos pisos que vienen a dar un nuevo color al atractivo cuadro que ya de por sí representa la ciudad. Lo que se une a la energía que se siente y que caracteriza a la gente que transita por alguna letra o número a diario camino al trabajo o a la escuela, que esperan la «guagua» soportando el calor que «no quema, ¡achicharra!», o que sólo están ahí… sobreviviendo a las «inclemencias del tiempo».
Una vez alguien me dijo que los cubanos no tiene un pasado cultural propio, sino que tomaron lo que consideraron mejor de las costumbres y tradiciones de diversos grupos, y formaron una mezcla de lo que les vino mejor… así pues, considerando este libre albedrío de elección, he podido constatar que el resultado fue una población culturalmente rica, abundante en folklore y llena de diversidad histórica.
En otra entrega, que espero no sea tan larga como esta, les platicaré de otros puntos también muy interesantes e imperdibles de La Habana y la gran experiencia sensorial que es visitar Varadero, por lo menos para mí.
Foto: Capitolio de noche
Unos datos
Moneda: CUC (Peso Cubano Convertible), al perecer conviene llevar la moneda de tu país y cambiarla directamente en Cuba. Los dólares te hacen perder más en el cambio.
Transporte: Si vas muy lejos, taxis controlados.
Hospedaje: Hoteles o en Casas Particulares, con permiso de alojamiento.
Alimentos: Hay paquetes económicos de comidas completas en todo tipo de restaurantes.
Tours: En los hoteles se pueden conseguir paquetes económicos para ir a la playa que incluyen transporte, comida, sanitarios y servicio de paquetería.
Un comentario sobre “La Habana, Cuba: Más que Salsa y Calor”