Por: Laura Vaillard

Cuando era niña caminaba por Palermo Viejo para ir al parque a jugar. Con las piernas cortitas, para mi era una tortura caminar cuadras y cuadras arrastrando mi triciclo por veredas rotas con casas viejas y descuidadas.  

 

En esa época, los arquitectos Jorge Hampton y Emilio Rivoira ya habían comenzado a remodelar la zona, aunque aún los cambios pasaban inadvertidos. No fue hasta mediados de los noventa que esas mismas casas de principios del siglo XX con ambientes amplios, techos altos y pintorescos balcones con rejas forjadas comenzaron a albergar casas de decoración, tiendas de ropa, restaurantes especializados, bares con comida de autor y hoteles boutique.

 

De a poco el barrio fue cambiando hasta convertirse en el centro de la movida bohemia-contemporánea de Buenos Aires; esa zona donde cada fin de semana, artesanos, diseñadores de ropa y artistas se reúnen en la Placita Cortázar a vender accesorios, cuadros, bijouterie y otras artesanías.  

 

Hay quienes piensan que estos artesanos son una adición nueva al barrio. Sin embargo, oriundos del barrio cuentan que desde sus comienzos Palermo fue un barrio tranquilo y creativo, en el que las personas se juntaban a hablar y filosofar en las plazas, cafés, clubes y asociaciones barriales.

 

Asimismo, existen historias que intentan explicar la procedencia del nombre del barrio, aunque no hay ninguna oficial. Hay quienes dicen que lleva este nombre porque en esa zona se veneraba la imagen de la Virgen de San Benito de Palermo.  

 

Otros cuentan que fue el nombre que le puso el Caudillo Juan Manuel de Rosas a las primeras tierras que compró en la zona porque su doña se acordaba de Sicilia cuando observaba el arroyo que atravesaba sus tierras.   

 

Mientras que la leyenda más popular afirma que el barrio lleva este nombre en honor al chacarero Juan Domingo de Palermo, el primer propietario de esas tierras.

Dudo que en algún momento sepamos la procedencia real del nombre de este barrio que ha sido dividido y rebautizado en los últimos tiempos: Palermo Hollywood al Norte de la Avenida Juan B. Justo, Palermo SOHO, al sur de la avenida, y el resto, simplemente Palermo.

 

Hoy en día, es divertido pasear por Palermo y vivir la subcultura que se ha creado en este barrio durante el fin de semana. A su vez, existen buenos y variados restaurantes donde uno puede ir a pasar un rato agradable con sus amigos.

 Mis favoritos:

La Baita– Restaurante Italiano

Thames 1603 (Thames y Honduras)

Precio: Alrededor de $25 por persona  

Gardelito – Comida argentina

Thames 1919

Precio: Alrededor de $25 por persona

Cómo llegar en colectivo:

Córdoba y Scalabrini Ortiz / Cabrera y Scalabrini Ortiz:

140, 106

 

Plaza Italia / Güemes y Borges:

12, 29, 39, 68, 152

 

Plaza Italia / Charcas y Borges:

111

 

Placita Cortázar:

34, 36, 55, 93, 161

Cómo llegar en subte:

Línea D hasta Plaza Italia

Curiosidades del Barrio:

2 comentarios en “Palermo, el barrio de Buenos Aires que nació creativo”

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