
Escrito por: Laura Vaillard
¿Qué es una pulpería?
Es la versión antigua de lo que hoy llamamos bar. Aunque a principios del siglo XX, en Latinoamérica era un centro polirubro. Además de bebidas alcohólicas, allí uno también podía comprar herraduras para los caballos, naftalina, velas, carbón, remedios, trampas para ratas, y alimentos, entre muchas otras cosas.
Según Wikipedia, este tipo de establecimientos datan del siglo XVI y vendían todas aquellas cosas indispensables para la vida cotidiana.
Además de ser un negocio, las pulperías eran el lugar del encuentro de los hombres de la zona. Allí se reunían a charlar, intercambiar novedades, jugar a las cartas, a los dados… En Argentina, particularmente, era uno de los lugares favoritos de los gauchos para reunirse a guitarrear y organizar payadas.
¿De dónde viene su nombre?
Como suele pasar con este tipo de cosas, existen muchas versiones y pocas certezas. Según Wikipedia, se llama así porque en ese tipo de lugares se vendía pulpa de frutas y pulpo a la gallega
Otros aseguran que es una mutación de la palabra pulquería, dado en México se llamaba así a los recintos donde se vendía pulque (una bebida alcohólica fabricada a partir de la fermentación del jugo o aguamiel del agave o maguey).
Otra versión aún, indica que el nombre hacía referencia al encargado que trabajaba “como un pulpo” para poder atender a todos sus clientes con sus diversas necesidades.
Pulperías en la actualidad
Como se puede ver en las fotos, en algunos pueblos del interior de Argentina, y seguramente Latinoamérica también, aún existen esas pulperías donde principalmente los hombres del pueblo se reúnen a pasar el tiempo.
En Los Reartes, Córdoba, el tendero, un viejito de más de 70 años, se encargaba de todos los detalles. Mientras estuvimos ahí, vendió un par de herraduras a unos paisanos, nos sirvió unas cervezas y Cinzano con soda, prestó cartas a un grupo de vecinos para que pudieran jugar, abrió la mesa de pool y le dio lugar a una payador para que alegrara el ambiente con su bombo y guitarra.
Aunque era la única mujer en el recinto, no podía dejar pasar la oportunidad de ser parte, por unas horas, de un momento digno de comienzo del siglo pasado.
Un comentario sobre “Pulpería como en las viejas épocas”